viernes, 17 de octubre de 2008

INTENTO FALLIDO


Se supone que había en mí cierta habilidad para escribir textos muy parecidos a un poema; soy de la firme idea de que siempre es posible plasmar con palabras lo que uno siente, piensa, desea, odia, anhela, etc. siempe y cuando tenga como alidas las frases correctas colocadas de manera precisa (cosa que intentaba a veces con buena venia en mis 'poemas').

Y aquí estoy, reciclando posts anteriores porque algo pasa desde hace unos meses: ¡las musas me abandonaron, méndigas!: vienen varias ideas, buenas potencialmente, que no logran ir más allá de las tres líneas (sin olvidar que conectarlas entre si esulta en algo así como un sandwich de cajeta con mostaza china, tuercas, anticongelante y algo colado que no tengo idea a qué sepa).

Por ejemplo, desde hace unos días tngo en mente escribir un poema erótico-melancólico-persuasivo, pero no sé si el error está ahí, queriendo mezclar momentos que sólo suceden de esa forma en mi mente. Más allá de qué tan real o ficticio sea, el primer conflicto es el orden: ¿qué va primero?, ¿el deseo, la pasión o las reminiscencias?

Evoco al motio de este acto fallido -insisto, no importa si es real o ficticio- pero no logro construir las frases que les hagan sentir -a ustedes, mis pocos pero muy apreciados seguidores- las ansias en mi por ese Ser, la emoción por una feliz coincidencia citadina, la desesperación de su ausencia, la incomprensión de sus motivos, el calor tras el contacto con sus labios, la fe en ambos, pese a que todos (incluso yo misma) descarten cobardmeente toda posibilidad gracias a las trampas en las sombras de la lógica.

En este acto fallido hay mucho pasado, poco presente, y muy probablemente ningún futuro; hay muchas llamadas telefónicas y mensajes degollados por la hermana prudente, así como harta cursilería empotrada en numerosas cartas, canciones asquerosamente melosas, y detalles tendientes a la obsesión de un mal libreto de tele.

En este acto fallido hay cenizas que renacen por sus manos, hay días que amanecen por sus ojos; hay ganas, deseo, gusto...hay mucha esperanza (quizá más de la debida o merecida), hay miedo a su adios perpetuo. Hay en este intento muchas dudas y frustración, que devienen de mi pésima costumbre: pensar demasiado las cosas -lo cual no significa que las piense bien- y hacerlo por las demás personas (un intento de anticipación al rechazo, con o sin su consentimiento).

En este acto fallido estás tú -aunque pienses que camino en círculos- como lo has estado desde hace años en mi vida, en mi historia, en lo que soy, en lo que miro, en lo que temo, en mis conversaciones, en mis sueños perversos, en mis pesadillas, en las manos, en la piel, en este montón de cúmulos de cosas, suceso, fenómenos, filias, fobias, que vibran y efervescen por poder ser compartidas contigo.