Me he vuelto discípula de las coincidencias,
y las alabo en cada oportunidad venida,
porque es en puntos como ese
donde la vida a un soplo y gira.
Es como tener por dentro
una estampida en veces quieta
que al chocar con tu mirada
pierde calma, desbocada...
es como danzar al cielo
con pasos breves pero firmes
que a los dioses agradan y entonces
ceden el favor del más cautivo de los motales...
es como padecer poco a poco
las mordidas de las hienas
cuando andas por la calle
cuando nuestros pasos no se enuentran...
Y pensando que la casualidad
no es más que el feliz encuentro
de dos mundos en caos
me permito abrir la puerta
nuevamente al devenir.
2 comentarios:
En el reino de la salamaaandraaa
Sí, por ahí va la cosa.
Publicar un comentario