martes, 30 de junio de 2009

Tomado de una historia real

Esto fue escrito a partir de la historia que el buen George dle norte me ha contado en varias charlas por el mensagero instántaneo; ojalá lo lean los protagonistas.

De no haber sido porque tu slabios me lo dijeron
con ese ansiado beso comado de ti y de mutua espera
jamás habría creído en la existencia de esto tan bello.

Esto que no se como nombrarlo
porque la palabra amor le calza pequeño,
que es tan nuestro sin importarle distancias
y que me huele a eterno cuando me pierdo en tus ojos.

Al compás de ti misma me he renovado
y en la danza de ambas pieles nos elevamos;
por un instante dudaste que podías, yo lo supe sin tenerme dentro.

Al ritmo de tu palpitar acelerado
de tus manos lisas, de tu risa franca;
de mi ansiedad por vernos, del abrazo que nos funde
comprendo desde el alma que vale la pena,
que creer es posible, que la licha sigue,
que nada de lo que cuesta tiene sentido
pues lo realmente valioso legó a mi vida contigo.

PROMESA

Que me coman viva los gusanos
antes que perderme de tu aliento
cuando juntos comemos fresas,
cuando bebes vino de mis labios.

Que los buitres me carcoman las entrañas
y los dioses me castiguen renovándolas
si por algún malsano capricho
a mi mente se le ocurre dejar de pensarte emocionada.

Que me aguijonée una colonia de abejas
cual si hubiese perturbado su panal
si es que en algún momento pido al tiempo
correr de prisa para borrarte so prexto de la ausencia.

jueves, 25 de junio de 2009

UNA MADRE CON SUERTE

Hacía tan sólo 7 años que las cosas empezaron entre Octavio y yo. Cuando las cosas empiezan, uno nunca quiere siquiera imaginarse qué tanto puede complicarse el asunto; pero aquí estaba una vez más, pidiendo que parara, que por piedad dejara de golpearme.

Sin embargo, mi madre me enseñó que hasta de lo malo uno debe sacar provecho; miro esta jaula de oro y quizá lo único que me sostiene sea su rostro, el rostro de este pingo que me mantiene –afortunadamente- ocupada la mayor parte del tiempo.

Por ejemplo, ayer mi pequeño sabio me dio una lección. Estaba lamentándome por lo patético de mi historia, cuando veo que Sebastián aparece en la sala:

-Sebas, ¿qué haces?
-Buscando a los malos
- Mmmm ¡quítate esa toalla sucia y déjala en el cesto!
-No es una toalla mamá, es una capa con súper poderes mágicos
-¿Con súper poderes?
-¡Pues si!
- ¿Qué piensas volar con ella o qué?
-No mamá, no sirve para volar; mi capa tiene poderes de invisibilidad, es venenosa como las ranas de Homero, y es más fuerte que el acero.
- ¿Y para qué buscas a los malos?
-¡Pues para protegerte! ¿Si no para qué quiero la capa? ¡Ay mamá, de verdad que tienes suerte eh! Tienes un superhéroe en casa para cuidarte de los malos, para que no llores como anoche.
Sentí como caía un balde de agua helada; había escuchado todo, lo sabía, y lo único que podía sentir era una gran vergüenza.
-Si hijo, soy una mamá con suerte. Ahora sube a tu cuarto, que llegó la hora de bañarte
- ¡No mamá ¡ los superhéroes no nos bañamos, porque se borran los poderes
-Mmmm claro.