Y estás ahí, como desde hace pocos meses,
miramos y sentimos sin etiquetas,
quizá porque ambos tememos que se esfume
no hay que invocarlo, sólo lo tomas y ya.
Cosas que pueden significar o no según prefieras,
pero salen del alma, de dentro;
de esas antítesis-argumento que te forjan
y a veces sin quererlo te hacen decir que sí.
Preferí tomar una decisión:
ya no voy a pensar demasiado las cosas
no hace falta pensar y planear el equilibrio
y quizá con ello fastidiar a la magía con certezas.
¿De qué me sirve ponerle nombre a lo que pasa?
si basta con mirarnos, con olernos;
si no hay límites más que nuestros pactos:
uno fundado en el respeto y otro en la precaución.
Aún te dijera que tomaré ti mano
¿tiene sentido?
Hace poco dijiste algo muy sabio:
prefiero no prometerte nada
que terminará por no suceder...
por magía...por destino...por fe...por karma.
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