miércoles, 7 de noviembre de 2007

RITUAL Y POSIBLE DESPEDIDA

Muere la última luna de octubre
y por ello se hace posible mi más sentido deseo,
ese que le pagué con sangre
la más pura y fecunda que pude en mi guardar.

Pude convertirme en viento...
me despojé de los encajes, las telas y zapatos
perdí parte de mi perfume
para poder en ti filtrarme astutamente.

No podía negarme aún siendo viento...
rocé tu cara como nunca lo había hecho;
sé que me sentiste porque te cubriste la cara
y por un instante me diste la espalda.

Pero no quería ser sólo tierna contigo,
tenía que ultrajarte a quemaropa y sin recato.
Me filtré por el hueco entre ti y la sábana
recorriendote por el cabello, la frente...

Mi primer gran asalto fue tu cuello;
ése motín para mi tan deseado;
aspiré tu aroma: esa escencia de lima salada
que baña, afortunada ella, cada rincón de tu piel tostada.

Camine por tu espalda, intenté arañarte...
seguías hundido en el sueño,
me recosté sobre tu espalda
para besar y mordisquearla sin recato.

Continué por tu abdomen, tus muslos...
no podía detenerme, casi nada detiene al viento.
Te estreché junto a mi, besé tus labios incansablemente
pero seguías perdido en no sé qué sueño.

Te reté a un duelo a muerte
con brazos, piernas, gritos y sudor por arsenales
no entendiste mi propuesta
y lanzaste maldiciones al primer frente frío de temporada.

Las horas continuaban, y yo ahi, extasiándome de ti
llenándome de ti, de tu piel, de tu aroma, de tu calor...
de todo ese sudor que he soñado derramar contigo
y que no me permito confesarte por temor a tu partida.

¡Cómo quisiera gritarte a la cara
que me filtré hasta tu cama para envolverte con mi cuerpo
que te hice mío de punta a punta
en medio de un triste y asqueroso silencio!

Maldito sea el tiempo, se acerca la hora que condena
el instante de luz que la naturaleza aprecía
y que yo detesto porque regreso a lo que ves siempre.
...amanecer de agonía, de viento que se fuga y en veces baila con las ninfas.

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