martes, 25 de diciembre de 2007

APRENDIZ

Caminar con los pies punzantes
en calles que se sienten como brazas
y ver que la gente hace lo de siempre:
tocar y abrir puertas.

Algo extraño pasa en mi desde hace tiempo,
quizá sea el efecto lógico de oir tu voz:
mutó el padecer por la ausencia irremediable
en una extraña libertad que te añora más día con día.

Sé que hacer cuando no estás,
sé como ser libre cuando no te tengo
y aún así me aferro a la cárcel de la breve certeza,
esa que me das al no prometerme nada y ofrecerme lo que eres.

Es tan difícil superarse a un mismo
dejar viejos vicios que tanta sal han derramado en mi cara
entender y aceptar que mis certezas
no juegan la misma suerte en todas las mentes.

Sin embargo eres un buen maestro
sabes como enseñarme a vivir-te sin sentir dolor,
sabes como enseñarme a querer sin cortar tu vuelo
sabes como estar ahí, en veces, y por mucho tiempo.

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